Este matrimonio celebraba su aniversario con una romántica cena a la orilla del mar; ya algo achispados, decidieron dar un paseo por la costa, para bajar la comida y el vino. Pero la esposa borracha estaba muy cachonda, sentía el coño empapado, y que su marido empezara a magrearla descaradamente no ayudó. Así que detrás de un muro, en un lugar público aunque esperaban que en privado, empezaron a follar. Él le chupaba las tetas y acariciaba su clítoris mientras ella pajeaba su polla. Y aunque no eran unos veinteañeros cachondos, no pudieron resistirse a echar ese polvo en la playa. Claro que lo mantendrán en secreto, no quieren que sus hijos sepan que se han comportado como dos exhibicionistas salidos.