Ya sabía yo que era muy raro ese interés repentino por los deportes que se traía mi novia. Incluso se decidió a contratar un entrenador personal para que fuera a casa a dirigirla; era algo extremo, pero lo acepté porque en realidad se le estaba poniendo un tipito de puta madre. Ah, pero todo me estalló en la cara cuando supe lo que el maromo cabrón hacía con mi chica, y no era precisamente ponerla a hacer abdominales y pesas. Parece que el cerdo pensaba que la mejor forma de ponerla en forma era el sexo xxx; y en concreto, el sexo anal. Así que ella me confesó que en realidad había estado follando por el culo con su entrenador, que por lo visto se lo hacía con cuidado y hasta llegaba a correrse.