Oye preciosa, ¿no quieres que follemos aquí en la azotea?
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No es el sitio más romántico para pedirle a tu novia echar un polvo, eso está claro. Pero no parecía que a esta tía de tetas enormes le importara que estuvieran a la intemperie tumbados en la azotea; de todas formas, las caricias que se daban la estaban poniendo muy cachonda. Vamos, que el lugar daba igual, sentía su coño mojado y sus pechos doloridos deseosos de algún alivio. Su chico quiso dárselo metiendo la polla entre ellos, pero ella necesitaba más. Así que se la metió hasta el fondo de su chocho depilado, y la cabalgó desatada tumbados en una toalla, sin importarle ni el sol ni lo duro del suelo. Después de echarle un polvo alucinante, sí que pudo ya el tipo descargar su carga de semen sobre los pechotes de su novia.