No aguanto más sin que folles mi culo
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Las personas podemos ocultar durante un tiempo nuestros sentimientos, pero tarde o temprano aflorarán y además lo harán a lo grande. Hacía años que por la mente de esta madurita rondaba la idea de probar el sexo anal. Había tenido mil fantasías pensando en que le rompían el culo pero su marido era muy flojo en la cama y precisamente no pensaba en él cuando se masturbaba. Otra cosa diferente era su hijastro porque el muchacho estaba de muy buen ver y sabía perfectamente que se gastaba una buena polla, ya que lo había visto desnudo en la ducha varias veces. De hoy no podía pasar que cumpliera su sueño y usó al chico a modo de consolador.