A esta chica nipona le encanta practicar sexo oral, y es que se puede decir que es una auténtica adicta a las pollas. Le gusta todo de ellas: su sabor, su olor, su tacto entre las manos, y los chorros de semen que deja cuando se corren en su boca. Para ello, ha desarrollado una asombrosa habilidad para las felaciones, como comprenderás. Es famosa en su barrio por hacer las mejores mamadas, y no es de extrañar; no hay más que ver con qué dedicación agarra la verga de su amigo y se la traga una y otra vez, tras chuparla y relamerla. Y justo lo mismo hace con la lechada, que se traga como si fuera un manjar exquisito.