Algunas de sus amigas le habían comentado a esta sexy divorciada que tenían un entrenador personal que estaba como un queso. El tipo les hacía servicio a domicilio, y las ponía a tono, aunque lo que todas querían era ponerlo a tono a él. Alguna que otra había sido afortunado y se lo había tirado, así que la guapa japonesa se dijo que podía probar suerte. El tío no tardó en aparecer por su casa, y vio que era cierto lo que decían sus amigas, era un bombón. Las primeras clases se las tomó muy en serio, pero pronto empezó a provocarlo descaradamente, rozándole la polla con sus manos, tetas y culo, o lo que le pillaba más cerca. En menos de una semana ya lo tenía follando su coño, que desde luego se encontraba en una forma envidiable.